Crónica del viaje a Aurillac

El pasado viernes 27 de septiembre los Hermanos Pan, Juliano, Ulisse y yo (Crates) iniciamos un viaje que prometía aportarnos una experiencia muy valiosa, en especial a los tres aprendices que no habíamos estado de visita en una logia francesa. El Hermano Pan había puesto interés en desarrollar esta expedición a la logia hermanada “La Cité Fraternelle”, para que pudiéramos conocer personalmente el funcionamiento de la masonería en Francia, además de para poder disfrutar con la compañía de los hermanos franceses y de intentar que ellos también lo hicieran con la nuestra.

Después de habernos despedido del hermano Jano, que había acudido a desearnos buenaventura, despegamos rumbo a Aurillac. El propio viaje en coche fue una oportunidad para intercambiar opiniones entre nosotros sobre temas muy diversos, de una manera fluida y espontánea, cosa que hizo que las 6 horas sentados pasaran amenamente.

Una vez realizado el aterrizaje, el que sería nuestro principal anfitrión durante la estancia en Francia, André, nos esperaba para darnos la bienvenida y acompañarnos al templo, donde posteriormente nos presentamos uno a uno con todos los hermanos franceses que nos acogieron de manera excepcional.

Noté, y creo que el resto de hermanos de Barcelona también, que el largo hermanamiento con Justicia 7 es harto importante y sentido para ellos, pues en todo momento hubo varios hermanos pendientes de nosotros para que nos sintiéramos parte solidaria de la celebración. Después de un breve aperitivo se dio paso al inicio de la tenida.

El propio templo y la dinámica de trabajo fueron dos cosas que me llamaron especialmente la atención. El templo era funcional y nítido, no había lugar para el ornamento más allá del estrictamente necesario para cumplir con el ritual. Sobre el trabajo, mi impresión desjuiciada fue que había poco misticismo y mucha labor ensayística. La música era contemporánea y los trabajos eran muy personales e incluso incluían referencias directas sobre las partes implicadas. Los temas tratados fueron la crisis financiera originada por las hipotecas subprime y el fundamentalismo salafista.

A continuación, en el turno de las proposiciones en bien general de la orden, el Hermano Pan en nombre del venerable maestro de nuestra logia presentó nuestros respetos y dijo unas palabras en honor al hermanamiento de ambas logias.

Una vez terminada la tenida y todo su ritual adjunto, pasamos a la sala húmeda donde nos esperaba un plato elaborado con judías y ternera que los propios hermanos franceses habían cocinado. Al finalizar, unos brindis, y una canción interpretada por todos. Según el hermano Pan se trataba de “Le chiffon rouge” (El trapo rojo), una letra que siempre entonan en estrecho abrazo (una suerte de cadena de unión de abrazos) cuando están muy contentos.

Después se pasó directamente a la parte más puramente húmeda del ágape y fue entonces cuando el hermano Muñoz nos enseñó el documento de hermanamiento de ambas logias, enmarcado y colgado justo delante de la entrada al templo, y cuando nos explicó algunos detalles relacionados con su historia. También pudimos conocer algo mejor a los hermanos franceses, algunos de los cuales hablan castellano pues tienen origen español, un origen que se remonta a los tiempos de la segunda república y cuyo precipitado final desembocó en una oleada de refugiados españoles por todo el mundo.

Los hermanos Muñoz, Gómez y Milou (que sigue viniendo a Biescas en verano, su pueblo natal) son una muestra de ello y son personas plenamente integradas en Francia, pero que a su vez creo que se sienten parte de lo hispánico, en su acepción más abierta posible.

Además de estos hermanos, otros tantos sienten un gran aprecio por nuestra particularidad ibérica: Roger, de origen portugués, Claude, Jean Marie, Fabian… y en general todos los maestros de la logia, e incluso los aprendices y compañeros que hacía poco tiempo que habían sido iniciados.

Así pues, después de unas copas y unas buenas charlas en tono de camaradería, nos fuimos rumbo a casa de André, donde pasaríamos finalmente la noche.

Al día siguiente nos dispusimos a regresar, no sin antes visitar el casco medieval de la ciudad, encajada ésta a su vez en un valle de hermosa naturaleza. En la fachada del ayuntamiento se podía leer: libertad, igualdad y fraternidad, y además laicidad. Un lema también presente en el templo de nuestros hermanos franceses.

Ya para acabar, y a modo de conclusión, mi sensación final del viaje, y creo que no disonará mucho con la del resto de hermanos de la expedición, es la de haber realizado un viaje corto pero muy intenso, donde pienso que hemos podido observar su dinámica de trabajo y empaparnos de la fraternidad que se desprende en una logia con un hermanamiento vigente, profundo y sentido con Justicia 7, y por otro lado con una valiosa experiencia de más de 70 años de historia, en un país en el cual se siente cómoda y útil.